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Cuando Coyolxauhqui despertó de un letargo de 500 años, pareció regurgitar la frase contenida en los Memoriales de Culhuacán: “En tanto que permanezca el mundo no acabará la fama y la gloria de México-Tenochtitlan”. La reaparición de la diosa lunar en 1978, motivó la resurrección del Templo Mayor, desde entonces los científicos, llámense arqueólogos, antropólogos, historiadores, conservadores, no han dejado de revelar aquello que dio prestigio a la cuna de la civilización mexica.